martes, 1 de mayo de 2012

Adelante hacia la luna...

Te plantas y miras a tu alrededor. Y en cada rincón, en cada situación, en cada mirada, encuentras una foto. Aunque realmente...¿que es una foto? No es más que un instante que quieres que no caiga en el olvido, que permanezca en el recuerdo, y como nuestra mente es débil y siempre se nos acaban olvidando las cosas, siempre recurrimos a ellas.

A mi siempre me han gustado las fotos viejas, esas que tienen esencia, cuándo no era tan fácil almacenar un recuerdo y que cuando lo hacías era por algo especial. Me encanta coger la caja de las fotos de mi madre (una caja muy especial) donde hay historias, momentos, recuerdos y personas que quizá no conocí jamás pero que parece que estuvieron conmigo en aquel momento. Miras a tu madre de pequeña, con unas piernecicas finas y un vestidico tan corto que si ahora, yo, saliese así de casa, mi abuela (si la misma que se lo puso a mi madre en ese momento) me diría que donde voy tan fresca. Y tomas la siguiente hoja arrugada y envejecida por el tiempo, y encuentras a tu abuela cuando debía de tener tu edad, sonriente, recién casada con el hombre de su vida, y tan felices los dos, tan guapos y tan jóvenes que se te olvida que son tus abuelos. Otra y tu padre con un tupe que sabes que estaba hecho de agua con azúcar por la cantidad de veces que te ha contado como su madre lo ponía todo guapo y repeinadito. Si esa madre que en otra foto te es tan familiar, pero que jamas conociste. O esa foto de tu madre guapa, joven con tu misma edad en la que no encuentras el parecido que según todos los que os conocen es tan asombroso. Y sigues sacando papeles, que son algo más; son parte de tu vida, de tu pasado de tu historia personal, y en una estas tu con tu hermana, cuando ella tenia 10 años de nada y tu 2, con carita de felicidad, rodeada de globos, o con ese moño-fuente que a tu madre le encantaba hacerte, tu comunión, tus primeras fiestas del pueblo, una fiesta de disfraces, un cumpleaños, y de repente...zas, ya no hay fotos, esa caja para de repartir recuerdos en el momento en que las cámaras digitales entraron en nuestra vida y pudimos almacenar los recuerdos en algo tan frágil como un pc, como una memoria que en cualquier momento puede hacer plaf. Por eso me gusta imprimir las fotos, hacer albunes, guardarlas, tocarlas y pasar el dedo por encima de esas caras tan familiares y a la vez tan lejanas en el tiempo.

Y es que ahora tirando de la cámara o del móvil de ultima generación que hace de todo puedes sacar una foto de ese momento, pero que luego quizá por falta de espacio para el nuevo acontecimiento borras, con un fácil 'suprimir' enviando al olvido aquel momento, que cuando decidiste inmortalizarlo, te parecio tan importante, tan único y tan especial que le dedicaste aquellos minutos de tu día.

Y de estos recuerdos es de lo que vivimos y son, realmente, por elllos por los que seguimos tirando y superamos todo, por ellos y por esas personas es por las que seguimos 'adelante hacia la luna, donde quiera que este...'

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